Llegamos
a la India el 14 de febrero después de un viaje largo desde Hong Kong, con
escala en Bangkok. La gente nos había prevenido mucho sobre este país: chocante
por la pobreza, agobiante por los millones de personas, niños pidiendo dinero
en cada esquina, suciedad, polución, cuidado con la comida y el picante, y en
el que había que estar alerta porque la gente intentaba todo el tiempo
aprovecharse.
Al
llegar a Delhi, el gerente del hotel nos ofreció un súper tour de acuerdo al
tiempo que teníamos y lo que queríamos ver, con conductor y carro los 15 días
que estaríamos, hoteles incluidos y trenes, por un buen precio. Lo pensamos
mucho, pues llevamos mucho tiempo viajando por nuestra cuenta y la verdad nos
ha ido tan bien que no estábamos seguros que fuera la mejor opción. Finalmente
decidimos contratar el tour, con las cosas buenas y malas.
La
experiencia del coche la verdad bien y mal. Bien porque te da la oportunidad de
conocer más sitios y especialmente de ver los pequeños pueblos, la vida en el
campo, el paisaje tan especial que tiene India. Te hace el viaje más cómodo en
un país tan especial y desgastante como este. Mal porque en principio fijas un
itinerario que tienes que cumplir y no tienes total libertad para decidir
cuánto y dónde quieres gastar tu tiempo. Por otro lado, conoces menos gente ya
que en los trenes y autobuses son los lugares donde más fácilmente hablas con
viajeros para asegurarte de los destinos, horarios, etc. Además, pensamos que
14 días viajando con nuestro conductor indio nos ayudaría a entender las miles
de preguntas que teníamos sobre el país. Aquí no tuvimos mucha suerte pues
nuestro conductor era bastante soso y no se le entendía muy bien lo que
hablaba.
Aunque
sólo estuvimos 22 días conocimos bastantes ciudades: Delhi, la zona del Rajastán
(Mandawa, Bikaner, Jaisalmer, Jodhpur, Udaipur, Pushkar, Jaipur), Agra y
Varanasi. Quince días viajamos en coche con conductor, desde Delhi hasta Agra,
y a partir de aquí trenes y autobuses hasta Varanasi y la frontera con Nepal.
El Rajastán
era la zona donde reinaban los Marahas en los siglos XVII y XVIII. Casi todas
las ciudades turísticas que uno visita eran las antiguas capitales de los
“reinos” y lo que ves son lujosos palacios, enormes fuertes, antiguas ciudades
amuralladas y preciosas mezquitas o tumbas que éstos construyeron. Los Marahas
eran de origen musulmán y muy interesados en la arquitectura y en la cultura.
Sorprende ver que casi todos los monumentos y representaciones culturales en
esta parte de la India son de origen musulmán. De origen Hindú sólo se visitan
templos, en general nada sorprendentes excepto los templos Jain.
Por
otro lado, el Rajastán tuvo su época de esplendor a finales de siglo XVIII y
principios del XIX ya que por aquí pasaban todas las rutas comerciales entre
Asia y Oriente Medio o Europa. En aquella época, todos los ricos comerciantes
vivían en pequeños palacios o “Havelis” que puedes encontrar en todos los
pueblos de la zona, especialmente en Mandawa y Bikaner. Actualmente sus
propietarios se han trasladado a vivir a las grandes ciudades comerciales como
Delhi o Bombay y la mayoría de estas preciosas casas están medio abandonadas.
Algunas las están reformando para convertirlas en hoteles boutique.
Hoy
en día las rutas comerciales ya no pasan por aquí y es una de las regiones más
pobres de la India. No es una región fértil pues la mayor parte es desierto y
actualmente vive principalmente del turismo y de las minas de mármol y piedras
de construcción.
La
gente nos cayó muy bien, nos parecieron buenas personas, trabajadores,
simpáticos, amables, aunque un poco triste. Punto aparte merece el tema del
trato a las mujeres, pues no teníamos ni idea que pocas trabajan, desde luego
ninguna de cara al turista, en ningún hotel, restaurante, oficina, o tienda que
estuvimos vimos una mujer, o sea, la mujer a casarse y a servir al marido. Muchas
de las que vimos estaban con la cara cubiertas por los velos de colores del
sari (el vestido tradicional que es precioso, súper colorido y con algunos
brillantes), igual que las musulmanas. Deben pedir permiso al hombre para salir
de la casa. Y pues aunque al parecer se está luchando contra los matrimonios
arreglados, es algo que pasa todos los días y está súper arraigado en la
sociedad. Hubo muchos sitios en los que caminamos, calles enteras en las que no vimos ni una mujer!. Obviamente en las
grandes capitales como en Delhi hay zonas que son más “occidentales”, pero la
verdad parecen más una excepción.
Una
calle típica de la India normalmente es estrecha, llena de tiendas tipo
mercado, con las aceras de arena, mucho polvo, bastante basura, mucha gente
caminando por todas partes, mucho tráfico especialmente motos y tuk tuks, o
ricksows como los llaman allí, que no paran de pitar ya que como no hay
semáforos todos se cruzan por todas partes, pitan a los peatones que también
cruzan por todas partes y también pitan a las vacas, perros, cabras, burros o
camellos, que contribuyen con sus “especias” a que las calles estén llenas de
olores y sabores.
India
(lo que pudimos conocer en estos 21 días) es un país fascinante, muy seguro, impactante,
estresante y desesperante. Es colorido, pobre e hiper poblado. Tiene una
historia súper interesante, con una cultura riquísima, y llena de tradiciones
increíbles. La religión súper presente, llena de bonitos ritos, tanto hindú,
musulmana o la que sea. Tiene una comida deliciosa y gente súper simpática.
Ahora,
es un país que agota para el turista, pues cuando no estás de visita en visita
en palacios (al final al ser tantos, todos los que has visto se confunden)
negociando con todos los vendedores, guías etc.. y te quieres dar un paseo,
tienes que llenarte de paciencia (en ese sentido encontramos el país muy
espiritual), pues puedes ser atropellado por una vaca, buey, camello, cabra,
carro, bicicleta, tuk-tuk, tractor o moto, o puedes quedarte sordo de los
pitos, o sencillamente caminar buenos ratos sobre basureros.
En
la India todo es auténtico, casi nada es específico para el turista especialmente
en las grandes ciudades. Es raro, porque en general no ves casi turistas excepto
en los monumentos, pero una vez fuera de estos todos se pierden y ahí te quedas
tú solito como viviendo en una película del género que ese día quieran dar.
Hay
tanto que decir, que lo mejor en este caso para contarles y mostrar todo lo que
hicimos y vimos son las fotos. Por cada lugar describimos un poquito…
Delhi: Ciudad gigante, fea y
caótica, llenísima de gente. Tiene un recorrido turístico de un día para ver
las principales atracciones como el Fuerte Rojo, la mezquita Jama Masjid, o el
Raj Ghat donde incineraron a Ghandi y a Indira Gandhi, o el Lody Garden, un
parque súper lindo con algunas antiguas tumbas, que fue el sitio que más nos
gustó. Lo mejor de Delhi, es perderse por el Old Delhi, que está lleno de gente
y de bazares de todo tipo, el paseo es divertido porque ves realmente cómo
viven día a día.
Mandawa: Un pueblo muy chiquitico
pero con mucho encanto. Las calles están sin asfaltar y aunque todo el pueblo
está en la calle, es relativamente tranquilo especialmente por las noches. Lo
más especial es que está lleno de preciosas havelis. Algunas están reformadas y
otras muchas no, aunque normalmente están habitadas por una familia que la
limpia y las cuida para conservarlas. Nosotros tuvimos suerte y conocimos a
Javier un chaval de unos 18 años que hablaba español y fue un excelente guía
con el que conocimos todo el pueblo. Este pueblecito es muy recomendable, nos
encantó.
En la
India es normal encontrarte con chicos jóvenes que hacen de guías y que hablan
cuatro o cinco idiomas bastante bien pero que no saben leer. Los idiomas los
aprenden de hablar con los turistas todos los días.
Bikaner: Nosotros paramos aquí
para hacer noche de camino a Jaisalmer. Aunque es relativamente turístico por
el fuerte de Juanagarh y el palacio del Mahaja de turno, la verdad que no es
que no tiene mucho más. Lo mejor fue haber dormido en otro palacio que es hoy
en día un hotel.
Muy cerquita de Bikaner está el templo sagrado de la ratas ... sin comentarios
Muy cerquita de Bikaner está el templo sagrado de la ratas ... sin comentarios
Jaisalmer: (La ciudad dorada). Para
Pablo la ciudad que más le gustó de la India. Es una ciudad preciosa, tranquila
de unos 50.000 habitantes que está en mitad del desierto y tiene una ciudad
antigua amurallada donde están todos los palacios, templos, tiendas de cuero,
plata, telas y ropa, y muchos pequeños hoteles de todos los precios. Allí
todavía viven como 10.000 personas. Cuando cruzas la puerta de la ciudad
antigua pareces que estás en otra época. Además está llena de restaurantes y
bares muy bien puestos en las azoteas de los edificios desde los que tienes
vistas espectaculares tanto de la parte amurallada como de la ciudad “moderna”
donde puedes pasarte días enteros viendo cómo es la vida en esta maravilla de
ciudad. Una pasada.
El desierto del Rajastán: El
paisaje es precioso y nos encantó el paseo en camello, vas sólo por el desierto
sin otros turistas. Por la noche tuvimos un show de música y bailes típicos en
el hotel y luego por la noche te llevan a dormir al desierto. Mola mucho. También
muy recomendable.
Jodhpur: La llaman la ciudad azul, tiene un fuerte en lo alto de una colina acojonante desde donde tienes una vista preciosa de todas las casitas pintadas de azul. La parte del mercado y de la torre del reloj merece mucho la pena. También encontramos unas terracitas con muy buenas vistas y que cuando subes las escaleras y pides una cerveza es como si la locura, los pitos, los olores y ruidos desaparecieran. Recomendable.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdZqgkIHg2oJY8yLna9JAvy_IerpQZPkQRfZkb0WpCo9rtOdz394hNV1hEZqN33Aoax7bFhEeD0s4nsMCZVSYcJ0ojAz6H6J5CYJRw3ej-PmZWzlBnT2eV8DSR-6AfKJfaXr9gshnP9RJY/s640/mapi+fuerte.jpg)
Udaipur: Posiblemente la ciudad
más bonita de todas, con un lago precioso rodeado de palacios y bonitos
edificios. Es impresionante ver a las mujeres que bajan desde sus barrios hasta
las escaleras del río para lavar la ropa. También la gente se baña allí supongo que porque no
tienen agua corriente en las casas.
No
penséis que los indios son gente que no se asean y huelen mal. Todo lo
contrario para las condiciones en las que viven es increíble lo que se cuidan.
Además son muy vanidosos. En India las calles están llenas de olores por las
comidas y especialmente por la basura y por los animales pero no porque las
personas no se limpien.
Aquí
es donde se rodó la película de James Bond “Octopussy”. El palacio donde se
desarrolla la peli es un hotel de súper lujo en medio del precioso lago. Esta
ciudad es muy recomendable.
Como a una Hora de Udaipur está Ranakpur conocida por su templo Jain que es realmente bonito. Merece mucho la pena.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEDwkbaQ1KZS6bjgtebQPWCwBmwS-fu9zPS40yzgguCQIsBZR-qUzKM2V1pfHyTaJ_wHkJXD_f2bzUlGxl625dFtKe3PC0YuaXiRQoR4kl790KwqWCOh9wRbMhcXlbfhD1iz92gbG1eia-/s640/templo+Jain1.jpg)
Jaipur: Es una gran ciudad, la
llaman la ciudad rosa porque en toda la ciudad antigua, patrimonio de la
humanidad, todas las casas se construyen con una piedra rosada. Nosotros no la
supimos disfrutar. No nos pareció nada del otro mundo y es una ciudad con
demasiada gente e incómoda.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPwy3sxu1jMzDajpZVGFIoJAG_uoMnF0b_yxOWBPMXkumVtNAVroko2Hfz0AqWGawd5ox3wY4b6P94tuFkScopZaZZd1S_VrsiPb_MXUDXvEy48FPc0q1vPfb_HcgB4bbgUiN9poVNlixq/s640/palacio+rosa.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPwy3sxu1jMzDajpZVGFIoJAG_uoMnF0b_yxOWBPMXkumVtNAVroko2Hfz0AqWGawd5ox3wY4b6P94tuFkScopZaZZd1S_VrsiPb_MXUDXvEy48FPc0q1vPfb_HcgB4bbgUiN9poVNlixq/s640/palacio+rosa.jpg)
Sí nos gustó mucho la ciudad de Ajmer que está muy cerquita donde visitamos su impresionante fuerte y montamos otra vez en elefante por una reserva natural.
Agra: Es una ciudad fea,
bastante pobre y poco cuidada pero tiene el maravilloso Taj Mahal. Una de las
maravillas del mundo y con razón. Puede ser el edificio más bonito del mundo. Como
no, Agra también tiene fuerte grande y espectacular.
Cerca de Agra se encuentra la antigua ciudad de Fatehpur Sikri con las ruinas de antiguos palacios y una mezquita muy importante para los musulmanes de la India.
Desde Agra cogimos un tren nocturno hacia Varanasi de unas 14 horas. Yo dormí bastante bien
pero Mapi no pegó ojo con los ronquidos de nuestros simpáticos pero ruidosos
compañeros de “cuarto”. Lo de las estaciones de tren de verdad que no sé muy
bien como describirlo creo que no lo conseguiría…
Varanasi: Es la ciudad más
interesante de las que estuvimos. Toda la magia y la energía que rodea el río
Ganges es algo difícil de describir. Los baños, las ceremonias, las cremaciones
… También es una locura la ciudad antigua con callejuelas que son callejones que
cuando cortan la luz no se ve nada de nada y no sabes dónde irás a para. Una
locura pero santa e imprescindible. Una de las mayores experiencias del viaje.
De
Varanasi nos fuimos para la ciudad de Gorakphur en otro tren nocturno que casi
perdemos y tuvimos que montarnos en marcha como en las películas y en el primer
vagón que pudimos. Este vagón era de locales, ningún turista viaja en esa clase
porque es imposible para cualquier occidentalito pasar ocho o nueve horas en
esas condiciones. Muchos van de pie y el resto apelotonados en los sillones o
en los pasillos y lo del baño no lo voy a contar. Ahí nos dimos cuenta por qué
cuando llega el tren la gente que viaja en esta clase sale corriendo y pelea
por entrar los primeros en el vagón. Por suerte sólo viajamos aquí durante 15 ó
20 minutos hasta que hicimos la primera parada y pudimos cambiarnos al que nos
correspondía. Una vez en allí cogimos un bus en el que aunque parezca mentira
cabíamos seis personas por fila hasta Sunauli, la frontera con Nepal.
A la
India hay que ir al menos una vez en la vida.