jueves, 15 de septiembre de 2011

SAO PAULO, CIUDAD PARA VIVIR, NO TANTO PARA VISITAR


Después de un gran día en Lima, con nuestros maravillosos anfitriones Jaime y Alessandra, la despedida con Carmen la sentimos mucho. Cogimos el vuelo a la 1:30 de la mañana y como tan sólo fueron 4 horas de vuelo, no pudimos dormir nada, un viaje duro. Con el cambio de hora llegamos a Sao Paulo a las 8:00. Taxi a la casa de Raúl, nuestro siguiente anfitrión –amigo de Pablo del trabajo-, lo primero que pudimos ver es una especie de gran Bogotá (16 millones de habitantes) pues duramos hora y media en el taxi (dormidos, eso sí).


Sao Paulo es una ciudad enorme, para trabajar y vivirla, pero extraña para visitar, o mejor dicho, no es para el turismo. Ahora, tuvimos de nuevo la suerte de tener al mejor anfitrión. A parte de una casa maravillosa, en donde teníamos nuestra pequeña suite con una terraza enorme, pudimos ver lo mejor de la ciudad en día y medio.


En la mañana dormimos y nos recuperamos. Por la tarde dimos un paseo por el barrio de Jardins que recuerda a una de especie de gran Castellana o de pequeño Manhattan, llena de torres de oficinas y de apartamentos con muchas tiendas, gente, restaurantes y bares. En este barrio se encuentra la calle de “Oscar Freire” la octava calle comercial más cara del mundo. Ya por la noche tomamos unas Caipirinhas en la terraza de un hotel del mil plantas desde la que se veía una vista de toda la ciudad de noche.



Al día siguiente dimos un paseo por el centro de la ciudad, la parte antigua, donde volvimos a subir a otro edificio de mil plantas para ver las vistas de la ciudad, esta vez de día, y nos fuimos a comer al mercado un bocata de mortadela que es lo típico de allí. La verdad el centro no nos gustó mucho, llena de edificios que no dicen nada, grises y llenas de tiendas populares que recordaban a una especie de Rastro madrileño o San Victorino de Bogotá.



Como hemos dicho Sao Paulo es una ciudad para vivirla, así que por la tarde quedamos con unos amigos de Raúl y salimos a cenar y de copas por un bareto-discoteca muy guapo… y nos dieron las 5 a.m. Si no nos despierta Raúl a las 10:30h no llegamos al vuelo para Salvador.




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