Ese
día cenamos los tres ahí y no paramos de hablar y actualizarnos después de 5
años. Lo mejor de todo es que seguimos igualitas. Nos reímos mucho acordándonos
de viejos tiempo, y ahí empezó nuestra cata de vinos chilenos, pues Nati es
experta y tiene –o tenía- muchos en su casa.
El
miércoles nos fuimos a pasear por la ciudad, a ver el centro, La Moneda, la catedral,
parques que atraviesan la ciudad, la Universidad tomada por los estudiantes, etc.
Muy segura la ciudad, limpia y fácil de moverse en ella. Esa noche una cenita tranquila en el Patio
Bellavista, una de las zonas súper animadas de Santiago (hay muchas y eso nos
sorprendió y gustó mucho), llena bares y restaurantes, y de gente, aunque era
martes!.
El
jueves nos fuimos temprano para Valparaíso (patrimonio de la humanidad) y a
Viña del Mar. En Viña realmente no hay mucho pues es una ciudad donde la gente
pasa el verano, lo mejor es que vimos una de las estatuas de la Isla de Pascua (Moáis)
que tienen en la entrada de un museo. Dicen que hay más de 800 estatuas, de las
que sólo unas pocas están fuera de la isla y que las construían cada vez que
moría el hombre más viejo de cada familia y éstas competían por hacer la más
grande. Dicen que todas miran hacia dentro de la isla para darles protección, y
que sólo hay una mirando hacía el mar, que es el que vigila la isla.
Valparaíso
es muy especial, construida sobre varios cerros alrededor del puerto del que vive
la mayor parte de las familias. Dicen que todas las familias de Valparaiso
tienen al menos un miembro que trabaja con algo relacionado con el puerto. Lo
más famoso de esta ciudad son sus casas de colores que están construidas con el
metal de los contenedores de carga que luego pintan. Obviamente fue imprescindible
la visita a la casa de Neruda. Valparaiso también destaca por ser una ciudad
donde reside la gente bohemia.
Además
de todo, como era jueves, había manifestación de los estudiantes de
universidades y colegios públicos, que llevan en paro desde hace 4 meses, pues
entre otras cosas, quieren que la educación sea gratuita, así que nos toco oler
un poquito de gases lacrimógenos que tira la policía para dispersar las
manifestaciones. Son auténticos enfrentamientos, y el tema está bastante complicado
pues los estudiantes están muy fuertes en su posición (con toda la razón), y el
gobierno no parece muy dispuesto a ceder. Además pudimos comprobar lo
desacreditado que está Piñera.
Esa
noche Nati nos llevo a The Clinic, un bar del periódico con ese nombre que crearon
en alusión a la clínica donde estuvo retenido Pinochet en Londres. El bar es
buenísimo, lleno de caricaturas y de sátiras políticas (se puede ver por
internet el periódico que también es muy chistoso). Comimos comida chilena, más
vinito rico y buena charla. Nos encantó ese sitio.
Al
día siguiente, hicimos cenita en su casa con amigos del trabajo de Nati, viendo
el partido Chile – Perú (mejor no comentar mucho sobre el partido). Esa noche
creo que probamos todas las cepas de chile, Pablo no dejaba de decir con cada vino:
“qué rico está este vino!”. La verdad el vino chileno está buenísimo.
Lo
anterior lo comprobamos aún más el sábado que fuimos con la Nati, la Sole y la Chavela
(dos amigas de Nati encantadoras y muy divertidas) a la bodega “Viña Casas del
Bosque” a almorzar. Qué buen plan! Comida rica, mucho vino y buena compañía,
nos reímos muchísimo. Luego fuimos a un cumpleaños de la prima de Nati. Su
familia encantadora, súper atenta. Y como no, vimos algo de los asados
chilenos. Por lo visto todo se celebra con un asado!. Por la noche, como para
rematar y no decir que perdimos el tiempo, cenita en la casa de la Sole.
Finalmente,
el domingo de despedida fuimos con la familia de Nati (mamá, hermana, sobrino,
amigas) a almorzar al campo, en medio de las montañas en el Cajón del Maipo.
Comida italiana muy rica con un paisaje de fondo muy lindo.
En
Santiago estuvimos felices, sobre todo por ver a Nati, es una maravillosa amiga
y anfitriona. Es muy rico saber que a pesar del tiempo y la distancia seguimos
contando con buenos amigos en distintos lugares del mundo. Santiago además nos
encantó. Es una ciudad con una muy buena calidad de vida para vivir. De pronto,
algún día…
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