miércoles, 4 de enero de 2012

MYANMAR: INTERESANTE, BONITO, ESPECIAL, AUTÉNTICO

Tras conseguir la visa en Bangkok, al día siguiente cogimos un avión para Yangón, antigua capital de Myanmar hasta hace pocos años, cuando el régimen militar decidió trasladarla a la nueva Nay Pyi Taw porque así lo pronosticó un astrólogo. Aún así, Yangón sigue siendo la capital a todos los efectos, excepto el político. Volar a Yangón es la única forma de entrar al país si quieres estar más de dos días.

Myanmar es un país de contrastes, se supone que es un país muy rico en minerales e incluso tiene petróleo y gas, pero todo este dinero lo “administran” los militares, y aunque se puede ver un aeropuerto internacional moderno, algunas autopistas, que es un lujo para cualquiera de los países asiáticos que hemos visto hasta ahora, el resto del país parece que viviera como hace 70 años, especialmente la gente del campo. 

Aunque hubo “elecciones democrática” en el 2010, ha sido una dictadura militar durante más de 40 años, sin embargo, no se ve ningún militar por las calles, ni policía, aunque esto no quiere decir que no los haya, ya que están vestidos como civiles. Es muy difícil encontrar personas que quieran hablar de temas políticos precisamente por esto, pues no saben quién puede estar cerca y escuchar lo que dicen. Es un país con miles de refugiados, especialmente en Tailandia, y de presos políticos. Aún así parece que el país se está abriendo y cambiando o eso es lo que dice su gente (la Junta Militar se disolvió – aunque en el gobierno siguen los amigos de los militares- y la Premio Nobel de Paz, Aung San Suu Kyi está libre y dicen que se está preparando para las nuevas elecciones, aunque la verdad lo tiene difícil pues ilegalizaron su partido en las pasadas), incluso una semana antes de que nosotros llegáramos había estado Hilary Clinton. Actualmente tiene un embargo internacional de Estados Unidos y Europa, aunque cuenta con una fuerte inversión tanto china como india.

Yangón es una ciudad grande de unos siete millones de personas, absolutamente caótica y decadente, antigua colonia británica. Todo el centro de Yangón está lleno de edificios con arquitectura inglesa aunque parece que no los han reformado ni pintado desde que los ingleses fueron expulsados. Las carreteras y las aceras están llenas de agujeros, creo que es hasta ahora es la ciudad con más polvo de las que hemos estado ya que muchas de las calles son de arena, todos los comercios, teterías, bares son muy viejos y medio sucios. Por la noche no hay electricidad pública y las calles se iluminan con las pobres luces de los comercios, bares y restaurantes y aquellas calles que no son muy transitadas quedan casi totalmente a oscuras. Aún así son calles súper seguras en las que no tienes ninguna sensación de peligro excepto por las ratas que son las dueñas de este territorio hasta que con la luz del día todas las calles se vuelven a abarrotar de puestos de comida, libros y negocios de todo tipo. Yangón es tan caótica y decadente que te acaba gustando porque constantemente ves cosas que no has vistos en otros sitios, como a los hombres con faldas largas y las mujeres pintadas con tanaka (un protector solar natural), los carros más viejos que hayamos visto, absolutamente destartalados.







En Yangón los comerciantes todavía se agrupan en gremios y puedes ver la calle de los relojeros, de los costureros (todos con sus máquinas de coser), de los libreros, joyeros y por supuesto de mercados y puestos de comida.





La Shwedagon Paya (estupa: construcción sagrada de varios niveles, vacía por dentro, o sea no se puede entrar) es el principal punto turístico de Yangón. Es un enorme complejo religioso budista, una especie de “La Meca” para todos los budistas no sólo de Myanmar, los cuales tienen que ir al menos una vez en la vida a visitarlo y rezar. Destaca la gran cubierta de 53 toneladas de oro. En Myanmar todas las personas pasan al menos tres meses en alguno de los monasterios como monjes novicios aprendiendo el lenguaje de Buda y toda la parte espiritual. Supongo que por eso es gente súper respetuosa y nada violenta, no hay robos, peleas, son muy pacíficos y tranquilos.







Yangón es una ciudad para pasear y detenerse cada poco tiempo a observar cada una de estas cosas y a tomar una cerveza Myanmar helada en alguna de sus viejas terrazas porque el calor y el polvo puede llegar a ser insoportable. Aunque nosotros estuvimos tres noches creo que con dos noches es suficiente porque en Myanmar hay otras muchas y más interesantes cosas que ver y visitar.

En la polvorienta, fea y sucia estación de autobuses de Yangón cogimos el bus para ir a Mandalay donde llegamos tras 9 horas. El viaje creo que no lo olvidaremos nunca. Éramos los únicos occidentales de todo el autobús y a penas pudimos dormir ya que la costumbre en Myanmar es poner durante todo el viaje videos musicales y series locales cutres (ordinarias en colombiano) a todo volumen. Aún así y como ya estamos acostumbrados a largos viajes no se nos hizo tan insoportable.

Mandalay es una ciudad diferente a Yangón. Los edificios son más pequeños, un poco más cuidados, la carreteras bien asfaltadas, el tráfico no es muy pesado y las aceras no tienen huecos ni ratas, o por lo menos no vimos. Aquí estuvimos dos días, el primero dimos una vuelta por el centro moviéndonos en trishaws (bicicletas sidecar taxi) con capacidad para dos personas más en conductor que va en bici. Al principio nos daba cosa e íbamos cada uno en un trishaw, pero como los conductores insistían en que podían con los dos pues rápidamente se nos quitó el complejo y ahí íbamos los dos con el pobre ciclista- taxista sudando. Montar en trishaw es de las cosas más divertidas, es tranquilo y relajado, la velocidad es ideal para ir fijándote en todos los detalles, la gente te va saludando y sonriendo y como les encanta hablar y son tan simpáticos los propios conductores te hacen de guía. La gente tiene muchas ganas de aprender inglés y de conocer otras cosas.





Al final del día y para ver la puesta de sol fuimos a la Mandalay Hill con sus 2.720 escalones. Toda la subida está llena de tiendecitas y budas. Una vez arriba las vistas son bastante buenas. Es un plan que merece la pena. Allí conocimos a Phiu Phiu la que sería nuestra guía para el día siguiente en nuestra visita a las tres ciudades imperiales, antiguas capitales.


Al día siguiente a las 8 de la mañana Phiu Phiu nos esperaba con su hermano en el coche. El día fue muy completo y bonito. Fuimos a fábricas de pan de oro, pasamos por la calle donde construyen todas las estatuas de buda, visitamos telares, talleres de marionetas y las tres antiguas ciudades imperiales (que actualmente son pequeños pueblos) todas muy cerca de Mandalay. Además, con ella pudimos hablar un poco más de la vida de la gente, por ejemplo, saber que las mujeres no pueden ni tomar alcohol ni fumar, y que nunca había ido a una fiesta.




En Sagaing hay una colina llena de templos y estupas donde lo divertido es subir al templo de Tilawkaguru a lo alto de otra colina con 2.718 escalones, donde se pueden ver cientos de ellas y el río Ayeyarwady. 




Tras media hora en coche llegamos aun pequeño puerto de arena en el que cogimos una barca para cruzar el río y llegar a Inwa. Aquí todo cambia, no hay coches ni motos, te alquilas un coche de caballos y te dan un vuelta por los templos y monasterios rodeados de plantaciones de frutas y maíz. Ver a los agricultores en el campo es una de las cosas que más te llaman la atención y te recuerdan a cuando tus padres y abuelos te contaban cómo era la vida cuando eran jóvenes y cargaban sacos de 30 kilos a las espaldas.









Tras volver a cruzar el río y otros 20 minutos en coche llegas a la tercera de las antiguas ciudades, Amarapura, donde lo más destacado es el puente de teca más grande del mundo, 1.200 metros. Allí puedes ver a los pescadores del río Ayeyarwady, agricultores, monjes... Dicen que hay una de las mejores puestas de sol pero nosotros llegamos demasiado pronto. Muy recomendable el tour en general nos encantó.








Al día siguiente cogimos el barco que nos llevaría a Bagán, en una travesía por el Ayeyarwady de 10 horas. Este sí es un barco de turistas (aunque no éramos muchos) pero merece mucho la pena, los paisajes son espectaculares y puedes comprobar la importancia que tiene el río en el día a día de la gente. Pescadores, gente bañándose, lavándose, barcos transportando toda clase de productos, agricultores, pequeños pueblos de cabañas de madera, templos … Además el barco es súper tranquilo y cómodo. Te sientas en tumbonas de madera a leer, escuchar música, hablar con otros viajeros y ver la vida pasar.




Y llegamos a Bagán. Lugar difícil de describir, son como tres pequeños pueblo (pero muy pequeños) alejados unos 5 Km el uno del otro y entre los que hay, según dicen, 4.400 templos o pagodas (donde se puede entrar y hay imágenes de Buda) o estupas (que es sólo la construcción).




Bagán se ha convertido en uno de nuestros sitios preferidos, el plan es alquilar bicis o un coche de caballos e ir a ver y escalar templos perdidos entre caminos de arena donde casi estás sólo o acompañado por los pintores de arena o vendedoras de artesanías de laca que hacen de guía en cada templo con la condición de que luego veas su trabajo. La gente es tan especial, tan simpática, muy inocente, te saludan todo el tiempo por la calle, como si te conocieran, te preguntan muchas cosas, quieren practicar inglés y hablar contigo todo el tiempo. Nos impresionó que le encanta el futbol aunque no hay canchas, a Pablo le hablaban todo el tiempo del Madrid y el Barcelona, y conocían Colombia por Shakira y por Falcao. Es un sitio maravilloso, tan mágico y difícil de describir que mejor que os hagáis una idea viendo las fotos.



















Otros planes interesantes es visitar las fabricas de artesanías de laca (lacaware) que tienen cosas preciosas, los restaurantes, especialmente los de Old Bagán donde probamos mucha comida local, arroz con diferentes curries que son guisos de cerdo, pollo, cordero o ternera, e incluso un gazpacho andaluz que hacían en un vegetariano maravilloso, ir a ver las puestas de sol, conocer el mercado local y amaneceres con el cielo rojizo, ver algún espectáculo de danza y teatro tradicional …










En Bagán estuvimos 5 días pero podíamos haber estado tranquilamente cinco más. De aquí nos tuvimos que volver a Yangón para coger un avión a Chiang Mai. No pudimos estar más tiempo en Myanmar porque no hay cajeros y sólo cambian dólares completamente nuevos y como nuestros billetes estaban un poco arrugados o pintados no pudimos visitar otros destinos como el Inle Lake, Kalaw o las islas. Pero seguro que volveremos y no dentro de mucho porque es un sitio que en cuanto la gente lo descubra se llenará de turistas, se desarrollará y perderá parte de su magia.

Hay sitios en los que para seleccionar 10 fotos es complicado, pero luego está un país como Myanmar donde en sólo 12 días vimos tantas cosas diferentes y tenemos tantos buenos recuerdos, que haciendo una cuidadosa selección no pudimos evitar poner menos de 70 fotos. Tenéis que ir, es el sitio más interesante, bonito , especial y auténtico de los que hemos estado.

1 comentario:

  1. Hacía mucho tiempo que no daba una vuelta por el mundo através de vuestros post y ha sido impresionante. Qué lugares más impresionantes. Y qué fotos Pablo!!! Ese curso de fotografía, ha dado sus frutos.
    Un beso enorme para los dos!
    Os echamos de menos
    Muak

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